EL RINCÓN DE LOS
BENDITOS
BENDITO LEOPOLDO MARÍA PANERO
Todo es poesía menos la
poesía, grita en verso el (anti)anti-poeta Nicanor
Parra. Yo creo que esta revelación debió de tenerla también Leopoldo María
Panero el día en que “decidió” (comillas, muchas comillas) que su vida sería
más poesía que su propia obra. No poesía inofensiva, pastoril, sino poesía
desgarrada, amarga, literaria, dramática en ocasiones, psiquiátrica en otras.
Pero la poesía de la vida es inabarcable, por mucho que nos empeñemos en encerrarla entre las (maravillosas)paredes de la ficción, así que en este rincón polar intentaré que encuentres, sencillamente, palabras sobre las palabras que otros han escrito.
Primero, fue la música: El hombre que conoció a Michi Panero (Nacho Vegas, 2006). Después, el cine: El desencanto (Jaime Chávarri y Elias
Querejeta, 1976). Incluso un irregular cd-libro a cargo de Bunbury, Carlos Ann,
José Mª Ponce y Bruno Galindo (2004). Y, finalmente, fueron los versos: Leopoldo
María Panero. Poesía Completa (1979-2000) Colección Visor de Poesía. Ed. Túa
Blesa.
Como en muchas otras ocasiones, mi historia con un bendito de la
talla de LM Panero ha sido casi tal cual, más o menos en ese orden. Panero es
además un inspirador hijodeputa, mejor que cualquier estimulante con
nocturnidad y alevosía (bueno, cada cosa en su tiempo y lugar, no nos pongamos
ilustrados y estupendos). Ayer sobre las 11 de la noche alguno de sus versos me
llevó a esbozar una delirante historia sobre una mafia de secuestradores de
madres: secuestramos a su madre durante
24h, oferta especial si contrata el servicio de 72 horas, con o sin daños
colaterales…
Y es que este madrileño-de-contra absorbe hasta el último de tus
bosones hacia un agujero negro del que no te saca ni tu padre. Un agujero en el
que la maquinaria literaria no se siente cómoda, no encuentra demasiados
asideros en la escritura de un explorador como Panero para montar su
chiringuito de discurso crítico y retórico. Porque el poema es el ladrido de un perro / (…) y solo las palabras destruyen
y queman el alma
Su padre, Leopoldo, poeta paquidermo (y no lo digo por su
importancia para la literatura universal), en representación de esa crítica
elefantina, hubiera hablado de las carencias de su rima, su incapacidad
técnica, el sinsentido de poemas-versiones que no tienen un original como
referente, o la anormalidad de sus símiles: yo
soy el que mis heces / tallé de la
piedra de los versos. Pero es precisamente esto (y mucho más) lo que invita
a ganar el tiempo leyendo al plagiador de Dámaso Alonso, de Pound, la Gioconda
o la mujer barbuda, este tarzán traicionado que no se llama Javier y que puede
que hasta se esté burlando del mundo con un nombre que no es ni verdadero ni
Panero.
Por cierto, no me he
presentado. ¿Hace falta? No sé, sencillamente, escribo aquí por mí y para ti (o
viceversa, a veces tengo dudas) ¿Durante cuánto tiempo? La respuesta…no, no
está en el viento, sino entre las líneas y las letras de esta recién nacida con
vida propia que se ha llamado a sí misma BUK.
PD: Para
disfrutar del bendito LM Panero, muy recomendables:
Sesión matinal infantil
Tarzán Traicionado (1967)
Sesión de sobremesa
Poemas del manicomio de Mondragón (1987)
Para no perderse:
"Acerca del caso Dreyfuss sin Zola o la casualidad diabólica. El fin de la
psiquiatría"
Sesión de tarde
Contra España y otros
poemas no de amor (1990)
Para no perderse:
"Eta militarra", "La monja atea", El aullido de José de
Arimatea", "Peter Punk", "Soy una vieja",
"Canción para una discoteca"...
Sesión golfa
Teoría lautreamontiana
del plagio (1999)
Para no perderse:
"Soy una mujer barbuda", "Dios es la simetría de un sapo",
"Yo no me llamo Javier", "Poema social o reivindicación del
mono"...
Marco en los Polos